jueves, 21 de enero de 2010

5ª parte

-Kirvok, tío, ¿estas bien?-una voz y una mano en mi hombro agitándome me saca de mis recuerdos. Abro los ojos e Ithilias me mira-levanta-me dice a la par que me tiende la mano.
Me acerco a Ócrio-¿qué tal estas tú?
-Bien, aunque me gustaría saber quien era-mira la pared. Está descorchada por un golpe reciente-es el primero Kirvok, nunca antes alguien había sobrevivido ante uno de nosotros en el primer nivel, y ella...-mira el cadáver de la mujer que aún se encuentra en el centro de la habitación-no era humana, ni nada como lo que habíamos visto hasta ahora. Carecía de olor Kirvok, totalmente
-Lo se-le respondo-Además está claro que era una trampa. Sabían que les esperábamos. No es la auténtica.
-Y no solo eso-comenzó a decir Nex-supo de antemano como estábamos posicionados, lo que decíamos. Algo no cuadra.
-Nos dispersamos chicos-sabemos lo que hay que hacer. Individualmente llamaremos menos la atención-os informaré mediante la forma de contacto habitual de nuestra próxima reunión.

Para cuando recogemos todo y por fin nos separamos son las seis de la mañana. Voy andando por la calle con mi bolsa de viaje marrón en la mano derecha y mis preciadas dagas en la cintura, ocultas bajo la ropa. Llamaría mucho la atención un hombre joven trajeado ataviado con un equipaje como este de no ser por la larga capa con la que me abrigo, de color marrón claro. Una suave brisa recorre la ciudad y acaricia mi rostro. Estoy realmente preocupado. Quien es ese hombre, como se adelantó tan hábilmente a nosotros. Algo se nos escapa. Me niego a creer que hay un traidor entre nosotros. No es una opción. Pero entonces..., ¿cómo lo hizo? Las dudas invaden mi mente. En mi andar llego a la plaza principal de la pequeña ciudad en la que me encuentro. Unos pocos árboles la adornan y en su punto central una fuente se sitúa majestuosamente observándolo todo. Me aproximo a esta y observo su cristalina agua, acariciando la superficie de esta con las yemas de mis dedos. Está fría y a través de ella veo los pequeños azulejos azules que cubren el fondo del pilón. Cuando la superficie del agua recupera la tranquilidad tras mi contacto, el reflejo de mi rostro se dibuja lentamente en ella. Lo miro con nostalgia y cuando me separo y me vuelvo me encuentro en otro lugar. El sol brilla. A mi lado, alto y erguido se encuentra David. Está sentado al borde de una majestuosa fuente.

-Lleváis casi un año conmigo. Aún así te niegas a abandonar tus recuerdos. Tu vida pasada. No lo comprendo. ¿porqué te torturas de esa manera?-David hablaba con su habitual frialdad.
Me quedé callado por unos momentos-quien soy, lo que soy, se lo debo a mi pasado. Pasado al que he dado la espalda, al que he mentido. Las personas que me han querido han llorado mi muerte y me han acompañado en mi viaje al otro mundo, sin embargo aquí estoy yo, hablando contigo, riéndome de sus lagrimas.
-Veo que aún no lo has comprendido. La persona a la que tan tristemente despidieron tus antiguos familiares y amigos está muerto. Eres la sombra de quién eras. Uno de los más vivos entre los muertos. Uno de los más muertos entre los vivos. No eres más que un recuerdo. Acéptalo. No existes.

Me quedé callado viendo como ese hombre cruel se levantaba y se alejaba. Cerré los ojos para pensar en lo que me había dicho. Los abro. Pronto amanecerá. Creo que por mucho tiempo que pase no olvidaré ese diálogo con David. Nunca se lo diré pero en el fondo, aunque no quiera admitirlo, sé que tiene razón. Es una pérdida de tiempo añorar algo que nunca recuperaré.

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