jueves, 21 de enero de 2010

2ª parte

La partida empezó bien. La diosa fortuna parecía acompañarnos. Pero la suerte siempre tiene un final y da paso a la experiencia. Donde antes había dinero, sonrisas y bromas ahora solo quedaban lagrimas, enfados y deudas. Decidimos irnos. Quizá pudiésemos salir de ahí antes de que se diesen cuenta de nuestra ausencia. No sucedió así y por desgracia todas las deudas deben ser saldadas. Cuando regresábamos a la sala principal por el pasillo en penumbras, sentí un golpe en la cabeza y como la oscuridad me absorbía hasta quedar inconsciente.

-Knock, knock- el ruido de unos nudillos golpeando la puerta me sacan de mis pensamientos. Abro los ojos y me incorporo. Cojo una de mis dagas, afilada, mortal. Me acerco a la puerta.
-¿Quién es?-espero la respuesta.
-Papá Noel. ¿Tú quién crees que somos? Deja de hacer el idiota y abre la puta puerta.

Reconozco la voz. Se trata de Nexkais, Nex para los amigos. Abro la puerta y entra. Es un año menor que yo. Mide cerca del metro setenta, castaño y con pinta de chulo siempre fue el ligón del grupo. Viene cargado con dos bolsas de plástico con un montón de porquerías en su interior. Otro día que echo de menos la comida de mi madre. Tras él entra Ócrio. Algo más alto que el anterior, de complexión delgada, viste con una gabardina de cuero. Sus muñecas están protegidas por unas pulseras de cuero y la totalidad de su vestimenta es negra como la noche. Su sonrisa es macabra y su aspecto desaliñado, pero aun así inspira confianza. Este trae un par de cervezas. Eso esta bien. La noche va a ser larga y aburrida

-¿Dónde está Ithilias?-pregunto al no verle con ellos. Es el cuarto miembro del equipo. Alto y de complexión fuerte, es sin duda un caballero moderno. Aunque si sabes mirar tras sus ojos azules tan apacibles puedes llevarte una sorpresa. Mejor de amigo que de enemigo.
-Estoy aquí tranquilo.
-Seguro que si soy yo el que no está no preguntas. Claro como soy el mierdas del grupo... -Ócrio sonríe tras estas palabras. Tiene un humor especial. Por suerte nosotros le conocemos bien y le seguimos la corriente.
-Tranquilo Ócrio-le digo-esta noche eres una pieza clave. Al fin y al cabo alguien se tiene que encargar de tirar la basura después de comer ¿no crees?
-Vete a la mierda-me responde efusivamente, tras lo cual todos reímos sonoramente.

Miro el reloj. Son las nueve de la noche. Cojo una cerveza y vuelvo a mi puesto de vigilancia. Si la información es buena nuestro objetivo de esa noche debe estar a punto de llegar. No me equivoco. Dos figuras aparecen desde el fondo de la calle. Cojo los prismáticos y observo quienes son. No hay duda pero aun así compruebo las fotos que ya tenemos. Si, es ella, pero va acompañada de un hombre. No le conocemos ni tenemos información de él.
-Ithilias, mira esto. Me parece que hay un pequeño problema-mis compañeros se acercan a la ventana.
-Y ahora ¿qué hacemos?-pregunta Ithilias
-Seguir con el plan-respondo secamente sin dejar de observar a ese individuo. Solo tiene al descubierto el rostro. Tiene una brecha en el ojo derecho y un rostro severo. Desde luego no es un picapleitos.
-Eso, seguimos con el plan y si se pone tonto le tatúo mi 42 de bota en la cara-río al oír decir estas palabras a Ócrio mientras cojo mi chaqueta de traje. Ithilias y Ócrio se ponen las bandoleras, las gabardinas, los guantes y los pasamontañas. Realmente parecen unos atracadores. Miro a Nexkais. Asiente con la cabeza. A llegado el momento. Vamos allá.

Entro en el bar, pido un café y me siento en un banco, detrás del acompañante de nuestro objetivo, pero sin perderla de vista a ella ni la puerta. Contando al camarero, hay ocho personas a parte de mí. Al rato suena de nuevo la puerta. Entra Nexkais, pide una cerveza, se sienta en la barra y se pone a hablar con el camarero. Miro el reloj mientras escucho la conversación absurda que tiene mi objetivo con su compañero. Casi son las nueve y quince. Faltan segundos. 5, 4, 3, 2, 1, .....................

La puerta se abre de golpe y dos encapuchados entran a grito pelado armados con escopetas. Justo a tiempo.
-¡Cómo algún capullo se mueva os juro que os vuelo la cabeza a todos! Ahora quiero que todos deis una pequeña ofrenda a mi compañero que quiere regalarle algo a su novia para su cumple y el pobre esta en el paro-el compañero, el mas bajo de los dos que sin duda es Ócrio, empieza a pasar el saco rápidamente. Se para donde una pareja y mira a la chica
-¿Te apetece un polvo?
-Como la toques te mato- un novio valiente, lo reconozco. Estúpido, sí, pero valiente. Para lo que le sirve. Ócrio le coge de la nuca y estampa su cara contra la mesa. Ha quedado inconsciente. Ócrio se acerca a nuestro objetivo. Está asustada y no opone oposición. Para mi sorpresa su acompañante tampoco. La chica deja un colgante que parece de oro y la cartera. El acompañante un reloj y veinte euros. Algo va mal. Ócrio termina de recoger los “aguinaldos”. Mira a su compañero:
-Ya está, tío, vámonos-le dice.
-Coge a esa de ahí, la que esta con el de la brecha en el ojo. Necesitamos un rehén.
Ócrio se acerca al objetivo
-¡Levántate!-está aterrorizada, pero como todo el bar a fin de cuentas. Obedece. Chica lista. Pero su acompañante también se pone en pie. Llega un momento en este trabajo que sabes lo que va a ocurrir con solo oler el pestilente aroma del caos, y este es uno de esos momentos.
-Siéntese o le vuelo la tapa de los sesos, a ti y a ella.
-Lléveme a mí en su lugar.
-No se lo tome a mal pero no eres mi tipo, no me van los engendros-le pone el cañón de la escopeta en la cabeza y suavemente le dice-siéntese.

Obedece y eso me pone nervioso. Miro a Nex. Esta tan sorprendido como yo. Veo como los atracadores se van con su rehén, mientras la gente por fin respira. El camarero coge el teléfono. Los polis llegaran en breves. Hay que irse. Nex ya está abandonando el local. Yo aún esperaré un poco. Quiero saber lo que se trae entre manos el acompañante. Llama por teléfono. Sus palabras son secas pero claras-prepara el equipo-luego cuelga y se va. Unos minutos después le sigo. Cuando cruzo la puerta echo una última mirada al bar. Para ellos esta ha sido una noche que difícilmente olvidaran, pero que ha llegado a su fin. Me dan cierta envidia, la verdad.

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